También denominado Alcázar Real de Toro. Su origen es de la Alta Edad Media, concretamente del siglo X, aunque las numerosas actuaciones arquitectónicas acometidas en el monumento durante su larga vida, dejan ver que es una edificación mucho más reciente, concretamente del siglo XV. Formó parte de las murallas que defendían y abarcaban la ciudad medieval y fue residencia de los propios Reyes Católicos.
Fue el escenario de una de las más crueles matanzas ordenadas por el Rey Pedro I, el Cruel, cuando el 16 de enero de 1356, estando en el alcázar María de Portugal, esposa de Alfonso XI y madre del Cruel, éste ordenó a sus escuderos que mataran a varios nobles castellanos que acompañaban a la reina. Fue también residencia de Juan II de Castilla y durante la Guerra de Sucesión Castellana, en sus inmediaciones se dio la Batalla de Toro el 1 de marzo de 1476 siendo Toro el último baluarte del Juana la Beltraneja. Tras su abandono durante el siglo XVI como residencia real, el recinto inició su declive.
A mediados del siglo XIX, el alcázar se encontraba destruido en su mayor parte habiendo sido utilizado como almacén de pólvora, matadero y cárcel. Durante la Guerra Civil, el Alcázar fue utilizado como centro de reclusión de republicanos con más de doscientos presos en el inicio del conflicto. Hoy alberga la Oficina de Turismo de la localidad y, en una de sus salas, acoge exposiciones. Posee siete cubos macizos situados en sus esquinas y en las medianeras de sus caras, en una de ellas, la del lado sur, se abre el acceso al recinto con una portada del siglo XVIII, sustituyendo a la torre del homenaje, demolida anteriormente. La puerta original, se encuentra cegada a la izquierda de la actual. En las inmediaciones del alcázar se encuentra la colegiata de Toro en honor de Santa María la Mayor, inspirada en la colegiata de la Catedral de Zamora, de estilo románico del siglo XII. No dejes de visitar un monumento sin visitar el otro.
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