La última visita del día fue a este castillo de la provincia de Badajoz, El Castillo de Villagarcía de la Torre. Es un recinto pequeño, pero de altísimos muros y torres, aunque se encuentra en parte derruido y lo que sigue en pie ha sido restaurado pero, sigue abandonado. Se le han repuesto sillares de algunas zonas que fueron expoliados antaño. Hay una valla que lo "protege" pero, que al estar en bastante mal estado poco lo protege, incluso la puerta está abierta. El monumento se encuentra al norte de la población pero no está en alto, sino al mismo nivel de las casas que, aunque lo rodean, hay una cierta distancia que al menos deja ver y admirar el enclave.
El castillo fue construido en el siglo XV, en piedra y mampostería con sillares en algunas esquinas, aunque se tienen datos de la existencia de la población antes de la llegada de los romanos. Entre los siglos IX y V a. C. el sur de la provincia pacense se encontraba dividido en dos, la Beturia Céltica y la Beturia Túrdula. Los túrdulos eran un pueblo próspero y con cierta cultura que escribía poemas y leyes en verso, mientras que los celtas, de origen centroeuropeo, se instalaron en estas tierras que estaban despobladas y tenían un gran conocimiento metalúrgico en tiempos de Tartessos.
La población ya existía en época árabe, aunque el nombre de Vama, se lo disputaban los garceños con Salvatierra de los Barros, al final se han llevado el gato al agua los salvateños, al encontrarse allí una inscripción funeraria, por tanto se desconoce el nombre de la población árabe. En medio de los Reinos Taifas de Sevilla y Badajoz fue dominación musulmana hasta que la conquistó Rodrigo Íñiguez, Maestre de la Orden de Santiago entre 1237 y 1242. En 1332, el rey castellano Alfonso XI, le regaló la villa a Leonor de Guzmán, su amante y a la postre madre de Enrique II que, accedió al trono tras traicionar y dar muerte a su medio hermano el rey Pedro I.
En 1386, media población pertenecía a la Orden y la otra mitad al Comendador Mayor de León, García Fernández de Villagarcía, I Señor de Villagarcía por sus servicios a Enrique II y su hijo Juan I, que la repobló de cristianos e impuso su nombre a la villa. En 1382 Juan I dio permiso a Villagarcía para hacer su casa fuerte pero fue su nieta, Teresa de Guzmán, III Señora de Villagarcía y su marido Luís Cristóbal Ponce de León los que mandaron construir el castillo sobre la antigua casa fuerte.
El castillo es de forma cuadrangular con cubos, que son torres adosadas, unidas a la muralla. El monumento cuenta con dos recintos, uno es el que acoge la Torre del Homenaje que muestra la impronta del escudo de armas de Luís Ponce de León, que constaba de otras construcciones que ocupaban el exterior del monumento y que están desaparecidas. El otro, en el interior, que es el que podemos disfrutar hoy, es un gigante de altos muros de 2,70m de espesor y torres cuadradas en los ángulos. El interior muestra mechinales que dejan entrever sus tres plantas. El castillo estaba en muy buen estado hasta la Guerra de la Independencia en la que sirvió de hospital a las tropas invasoras. Posteriormente, durante las Guerras Carlistas fue arrasado por el general Morillo que lo convirtió en la ruina consolidada actual. El interior del castillo, semiabierto y totalmente diáfano ha sido consolidado con hormigón para evitar que siguiera derrumbándose.
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