No, no has leído mal, ya que son dos los castillos de esta población cacereña, Por un lado tenemos el Castillo de los Condes de Oropesa, y por el otro, el Castillo viejo, que fue convertido en iglesia. El castillo palacio de los Condes de Oropesa pertenece a la red de Paradores nacionales y cuando estuvimos en julio de 2025 se encontraba en obras, por lo que no pudimos acceder a su interior y casi que tampoco vimos mucho del exterior. El Castillo de Jarandilla de la Vera es una parada muy recomendable si estás recorriendo el norte de Cáceres, especialmente si te interesa mezclar historia con paisajes y tranquilidad.
Está en pleno centro del pueblo de Jarandilla, uno de los más conocidos de la comarca de La Vera, y aunque es un Parador Nacional, el edificio conserva su aspecto de castillo medieval, con muros de piedra, torres, patios y una arquitectura que impone sin resultar excesiva. Este castillo-palacio fue construido en el siglo XV por los condes de Oropesa, una familia poderosa en la zona, y tenía una doble función: defensiva y residencial. Por eso tiene ese equilibrio entre lo robusto y lo señorial.
Pero si por algo es conocido, además de su arquitectura, es porque Carlos I se alojó aquí durante unos meses, en 1556, justo después de abdicar y antes de instalarse en el Monasterio de Yuste. Mientras terminaban las obras en Yuste, el castillo de Jarandilla fue su residencia provisional. Hoy en día, como Parador, el castillo está muy bien conservado.
Puedes alojarte allí y disfrutar de la experiencia de dormir entre muros con siglos de historia. Las habitaciones están adaptadas con todas las comodidades modernas, pero el edificio mantiene el encanto original: patios con columnas, techos de madera, escaleras de piedra y un ambiente tranquilo, muy diferente al de un hotel convencional. Además, en verano tiene jardines cuidados y una piscina exterior muy agradable para los días de calor. Si no te alojas, en él, también puedes entrar al patio interior, tomar algo en la cafetería o simplemente visitarlo por fuera y disfrutar del ambiente. El claustro interior es amplio y bonito, con una fuente en el centro y galerías que invitan a sentarse un rato y descansar. El acceso es libre, ya que el Parador está abierto al público.
Pero este no es el único castillo que tuvo Jarandilla. Muy cerca, en la parte alta del pueblo, se encuentra el conocido como Castillo Viejo. Es anterior al Parador, más modesto y menos conservado, pero con una historia muy interesante. De origen medieval, este castillo fue más defensivo que residencial, y tras quedar en desuso como fortaleza, se reconvirtió en la Iglesia de Nuestra Señora de la Torre, que hoy sigue en funcionamiento. El campanario de la iglesia es, en realidad, la torre del homenaje del castillo original. Es un ejemplo curioso de cómo se reutilizaron muchas construcciones medievales en los siglos siguientes, adaptándolas a las necesidades del momento.
La iglesia conserva ese aspecto robusto, con muros gruesos y detalles que delatan su pasado militar. No es un edificio espectacular, pero sí muy curioso si te interesa ver cómo el paso del tiempo ha transformado los espacios. Además, está en una zona elevada del pueblo, con buenas vistas, y se llega fácilmente dando un paseo desde el centro. Jarandilla de la Vera no tiene un solo castillo, sino dos, y cada uno cuenta una parte distinta de la historia local. El actual Parador es más llamativo, está mejor conservado y es una experiencia en sí mismo. Pero el Castillo Viejo reconvertido en iglesia es una joya discreta, que no te puedes perder.
¡¡Conoce y vive España!!
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