El Castillo de Cornatel, en el Bierzo leonés, es uno de esos lugares que impresionan no solo por lo que representan, sino también por dónde están levantados. Al llegar nos recibió un hombre que era de Jerusalén y nos estuvo explicando todo sobre el castillo, las Órdenes de caballería y sobre el Conde de Lemos.
La fortaleza se asienta sobre un espolón rocoso, colgada literalmente sobre el valle del Sil, lo que le daba un control privilegiado de los pasos y al mismo tiempo lo hacía casi inexpugnable. Se cree que el origen del castillo puede remontarse al siglo IX, en un contexto de defensa de la frontera del reino asturleonés, aunque la mayor parte de lo que hoy vemos corresponde a las reformas realizadas entre los siglos XIV y XV, cuando la fortaleza alcanzó su apogeo. Durante la Edad Media, Cornatel pasó por varias manos poderosas. Primero estuvo vinculado a linajes nobiliarios de la zona y luego a la Orden del Temple, que lo convirtió en una pieza clave dentro de su red de fortalezas bercianas.
Tras la disolución de los templarios en el siglo XIV, la propiedad fue a parar a la Orden de San Juan de Jerusalén y más tarde a distintas familias nobles. Uno de los personajes más vinculados al castillo fue el conde de Lemos, que en el siglo XV lo convirtió en una de sus residencias principales y reforzó sus defensas, consciente de la importancia estratégica y simbólica de controlar esta fortaleza. Como muchos castillos, Cornatel fue perdiendo su utilidad militar con el paso de los siglos. Tras las luchas nobiliarias bajomedievales y los conflictos de poder de la época, fue quedando cada vez más abandonado.
En los siglos posteriores se utilizó poco y acabó en estado ruinoso, aunque su ubicación y la robustez de sus muros permitieron que nunca se borrara del todo su huella en el paisaje local. En las últimas décadas, el castillo ha sido restaurado y hoy se puede recorrer con cierta comodidad. Las murallas, las torres y los restos de estancias permiten imaginar la vida que tuvo entre sus muros, y sobre todo, su emplazamiento sigue siendo uno de sus mayores atractivos. Desde lo alto, las vistas del valle del Sil y de las montañas que lo rodean son espectaculares, y ayudan a entender por qué este lugar fue tan codiciado en la Edad Media.
Además, se ha recuperado como espacio cultural, acogiendo visitas, exposiciones y actividades que han devuelto vida a un edificio que durante siglos estuvo en ruinas. El Castillo de Cornatel es, un símbolo de la historia del Bierzo: mezcla de poder feudal, presencia templaria, influencia de linajes como los Lemos y un patrimonio recuperado que hoy se comparte con quienes se acercan a conocerlo como hicimos nosotros.
¡¡Conoce y vive España!!
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