Si estás viajando por el norte de Extremadura, hay un lugar que merece la pena desviarse un poco del camino: el Monasterio de Yuste. Está en plena comarca de La Vera, cerca del pequeño pueblo de Cuacos de Yuste, rodeado de bosques, gargantas de agua cristalina y una tranquilidad que impone. Pero lo que realmente lo hace especial es su historia: aquí pasó sus últimos días el emperador Carlos I, una de las figuras más importantes de la historia de Europa.
Carlos I se retiró a Yuste en 1556, después de abdicar y dejar el imperio en manos de su hijo Felipe II. Lo que buscaba era una vida sencilla, alejada de la política y el ruido de la corte. Eligió este rincón extremeño por su aislamiento y por el entorno natural, y mandó construir una residencia adosada al monasterio original para vivir cerca de los monjes jerónimos. En el monumento del Monasterio de Yuste, podemos encontrar gótico tardío, renacimiento y algunos elementos de estilo mudéjar. Carlos I, tenía en su dormitorio una puerta directa a la iglesia, para que poder escuchar misa desde la cama cuando su salud se lo impedía.
La visita al monasterio es corta, pero muy interesante. Puedes recorrer el claustro, la iglesia y la zona donde vivió el emperador, que se conserva con parte del mobiliario de la época. No esperes grandes lujos ni palacios recargados: el estilo es sobrio, austero, muy en línea con el carácter de retiro espiritual que buscaba Carlos I. Eso sí, las vistas desde allí, entre castaños y montañas, son espectaculares.
El camino hasta Yuste también tiene su encanto. Desde Cuacos se accede por una carretera con un paisaje precioso en cualquier época del año. En primavera y otoño, todo está verde o lleno de colores; en verano, se agradece el frescor de la sierra. Muy cerca hay rutas de senderismo y piscinas naturales, así que se puede combinar la visita con naturaleza sin problema. Hoy el monasterio está habitado por monjes paulinos y gestionado por Patrimonio Nacional. Se puede visitar durante todo el año, aunque en temporada alta conviene consultar horarios. La entrada cuesta unos pocos euros, y también hay visitas guiadas. Si vas en coche, hay un aparcamiento cerca y el acceso es sencillo.
Yuste no es solo un sitio bonito o con historia, es uno de esos lugares donde el paisaje, el silencio y el pasado se mezclan de forma natural. Si te interesa la historia, la arquitectura sobria o simplemente te apetece desconectar un rato en un entorno tranquilo, apunta este monasterio en tu ruta. A nosotros, simplemente nos encantó.
¡¡Conoce y vive España!!
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