Yendo camino de Segovia para visitar por fin su magnífico Alcázar, nos encontramos por casualidad con el maravilloso Castillo de los Obispos, como también se le conoce. No le he puesto las cinco estrellas por muy poco, ya que nos encantó. Eso si, hacía un viento y un frío que pelaba. Pero vamos, que de eso no tiene culpa el castillo. He de decirte que es visitable y solo con visitas guiadas, aunque cierra los lunes y martes. ¡Adivina! pues que fuimos en lunes y estaba cerrado. Éste castillo nos hubiera gustado verlo por dentro, me daba a mi buena espina de que debe estar muy bien. Eso si, lo rodeamos por completo y estuvimos un buen rato disfrutándolo.
Esta construcción medieval es el símbolo por antonomasia de la población segoviana. Está emplazado en un montículo ya utilizado por los celtíberos, y luego por los musulmanes, de esa época se conservan al norte algunos restos de torres de tapial, en el exterior del recinto actual. En el siglo XII, en 1123 el obispo Pedro de Agén, recibió de Doña Urraca de Castilla el señorío de Turégano, ratificado por Alfonso VII a perpetuidad, que inició la construcción de la Iglesia de San Miguel, de estilo románico. En torno a la iglesia, se construyó la fortaleza-palacio a partir de 1470, aunque siempre se pensó que las dos construcciones eran coetáneas en su inicio. Fue el también obispo Arias Dávila en que tomó la iniciativa de empezar las obras iniciales que, serían ampliadas en varias ocasiones. Los arquitectos designados fueron Juan Guas y Rodrigo Gil de Hontañón. Cabe destacar que las obras se iniciaron en un contexto político complicado, después de la Guerra Civil que arrasó Castilla entre 1464 y 1468 entre Enrique IV y su medio hermano Alfonso de Trastámara.
En el siglo XVI tuvo lugar una de esas ampliaciones, dotando a la fortaleza de muros preparados para utilizar armas de fuego en su defensa, reforzados a su vez con torres cilíndricas. En 1585 sirvió de prisión a Antonio Pérez, secretario del rey Felipe II y, sus partidarios intentaron rescatarlo, pero la astucia del alcalde del castillo los convenció para que lo dejaran estar. En otra ocasión fue también cárcel del hijo del Duque de Osuna. En 1703, se levantó una espadaña barroca que remataba la fachada sur del castillo. En tiempos de Carlos III, el castillo pasó a depender de la corona, aunque fue devuelto al obispado poco después. En 1994, la diócesis de Segovia cedió el uso y disfrute del castillo, exceptuando la iglesia de San Miguel, al ayuntamiento de Turégano por treinta años, que han sido prorrogados hasta los 50.
Uno de los elementos más importantes del recinto fortificado es su mencionada iglesia. Consta de tres naves, las laterales son más antiguas, del siglo XII y románicas en su estructura. La nave central es más ancha con bóveda de cañón apuntada de estilo gótico, en cuatro tramos divididos por arcos sobre columnas adosadas. Los capiteles tienen motivos figurativos y florales. Su conservación e historia, hacen de éste castillo unos de los más interesantes de España, aunque al menos para mí, resultaba completamente desconocido. En el interior de la iglesia, hoy día, esporádicamente, todavía se siguen celebrando cultos y en el recinto se ofrecen eventos culturales como conciertos. También la iglesia es parada obligatoria de los distintos pasos de Semana Santa. Otra particularidad de este recinto es que carece de patio de armas, ocupado por la iglesia, éste detalle hacen de éste castillo una fortaleza única en el mundo.
El otro elemento destacado del recinto es su magnífica Torre del Homenaje que gracias a su imponente tamaño y estructura tradicional, aporta una estampa de carácter medieval propia de las residencias palaciegas del siglo XV. Todo el perímetro, que es de forma rectangular, está encerrado entre grandes muros de piedra con torreones en sus ángulos. También se pueden notar las chimeneas y balcones de las estancias de los distintos obispos segovianos que residieron entre sus muros. Entre los moradores ilustres del palacio se pueden nombrar a Fernando el Católico que pasó aquí unos días en su viaje hacia Segovia en 1474, Carlos I en 1543 en su regreso de Alemania, y la infanta Isabel de Portugal, esposa de Felipe II, residió en este castillo durante varios años a finales del siglo XVI.
¡¡Conoce y vive España!!
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