La baja puntuación es más que nada por la poca información para llegar y por lo mal que está el acceso. El monumento en sí, me parece una maravilla que nos han dejado nuestros ancestros. Una piedra que se encuentra en medio de ningún sitio, sin ninguna protección ni vigilancia y a la mano de cualquier desaprensivo que le quiera hacer un daño irreparable, éste monumento y otros muchos que hemos visitado en este viaje. La Xunta debería hacer algo, no prohibir el acceso pero si ponerlos en valor que hay mucho patrimonio de este tipo repartido por la geografía gallega.
La Piedra de las Cabras es uno de los conjuntos de petroglifos más llamativos del noroeste de la península ibérica. Se encuentra en Marín, en la provincia de Pontevedra. Este tipo de grabados rupestres son característicos de la cultura atlántica de la Edad del Bronce, y suelen estar situados en zonas elevadas o en rocas graníticas al aire libre. Su datación se sitúa aproximadamente entre los siglos XVIII y VIII a. C., en un periodo en el que no había reinos consolidados ni monarcas como los entendemos hoy, sino comunidades agrícolas y ganaderas que dejaron estos símbolos como expresión ritual, mágica o territorial.

El conjunto destaca porque en él aparecen representadas varias cabras en movimiento, con una disposición que sugiere una escena de caza o un desfile animal. Esto lo hace diferente de otros petroglifos gallegos, donde predominan los motivos abstractos de círculos concéntricos y espirales. En la Piedra de las Cabras se percibe una intención narrativa más concreta, como si los autores quisieran dejar constancia de escenas de su vida cotidiana o de significados simbólicos vinculados a los animales. Eran trabajos colectivos y comunitarios, ejecutados golpeando y desgastando la roca con instrumentos de piedra o metal.

En cuanto a su historia posterior, durante siglos estas inscripciones permanecieron expuestas a la intemperie, sin grandes alteraciones salvo las naturales por erosión. Fueron redescubiertas y estudiadas en época contemporánea, cuando comenzaron a catalogarse dentro del arte rupestre gallego. Hoy el petroglifo se conserva en un estado aceptable, aunque sometido a la amenaza del desgaste natural, la vegetación y la presión urbanística. Forma parte del itinerario de arte rupestre gallego, que incluye otras estaciones similares en Pontevedra y alrededores. Como curiosidad, se ha interpretado que las cabras pudieran tener un sentido religioso, asociado a la fecundidad o a rituales relacionados con la caza y la subsistencia.
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