No se puede ver nada de éste castillo ya que es privado y siempre está cerrado. Es una lástima que el patrimonio de todos esté en manos particulares y que ni siguiera cumplan la ley y lo abran aunque sea unas pocas horas a la semana. Eso sí, seguro que algún dinerito cogen de Patrimonio Nacional.
El Castillo del Cardenal se encuentra en el municipio de Corcubión, en la provincia de A Coruña, Galicia. Está situado estratégicamente en la entrada de la ría de Corcubión, en un punto clave para la defensa marítima de la costa gallega. Su emplazamiento permitía controlar el acceso a la ría y proteger tanto el puerto de Corcubión como el de Cee, zonas muy activas en el comercio marítimo y en la pesca durante los siglos pasados.
Su origen se remonta al siglo XVII, cuando la monarquía española decidió reforzar la defensa del litoral frente a los ataques de corsarios ingleses y franceses. En esa época, Galicia era un punto vulnerable a las incursiones extranjeras, y la Corona impulsó la construcción de varias fortificaciones costeras. El castillo fue levantado por orden del cardenal del Reino, de quien toma su nombre, aunque el proyecto y la dirección de las obras recayeron en ingenieros militares de la época, posiblemente vinculados al cuerpo de ingenieros reales de los Austrias. Se cree que las obras comenzaron hacia 1740, aunque algunos documentos apuntan a que existía ya una pequeña batería previa.
El castillo tiene una planta irregular adaptada al terreno rocoso y se caracteriza por su estructura sobria, típica de las fortalezas militares del siglo XVIII. Está construido en piedra granítica local, con muros gruesos y bajos para resistir los impactos de la artillería naval. Contaba con cañoneras orientadas hacia el mar y una zona de alojamiento para la guarnición. No se trataba de un gran castillo señorial, sino de una fortaleza militar funcional, complementaria a otras defensas cercanas, como el Castillo del Príncipe en A Coruña o el de San Carlos en Fisterra. El Castillo del Cardenal cumplió un papel importante en la vigilancia y disuasión de ataques de piratas y corsarios.
Durante las guerras napoleónicas y los conflictos con Inglaterra, sirvió como punto de defensa costera. También se utilizó como base de control marítimo en los siglos XVIII y XIX. Con el paso del tiempo, su valor estratégico disminuyó y fue abandonado progresivamente, cayendo en un estado de deterioro durante buena parte del siglo XX. Hoy en día, el castillo se conserva parcialmente restaurado. Su estado es aceptable, aunque no cuenta con todos los elementos originales. Algunas zonas han sido rehabilitadas para uso turístico y cultural, ya que forma parte del patrimonio histórico gallego y se incluye en rutas de defensa costera.
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