La Muralla y la Catedral de Lugo son los dos monumentos más emblemáticos de esta capital gallega situada en el noroeste de España. Ambos forman parte del casco histórico y reflejan distintas etapas del pasado de Lugo, desde la época romana hasta la Edad Media y el Barroco.
La Muralla de Lugo fue construida entre los siglos III y IV d.C., durante el Imperio romano, bajo el mandato del emperador Aureliano, aunque algunos historiadores sitúan el inicio de las obras en tiempos de Diocleciano. Se levantó para proteger la antigua Lucus Augusti, una de las principales ciudades romanas del noroeste peninsular. Su trazado rodea completamente el centro histórico y tiene una longitud de unos 2,1 kilómetros, con 85 torres de planta semicircular (aunque originalmente eran 71). La muralla está hecha principalmente de granito y pizarra, materiales abundantes en la zona. Su grosor medio supera los cuatro metros y su altura ronda los diez o doce. A diferencia de otras murallas romanas de Europa, la de Lugo se conserva prácticamente completa, lo que la hace única.
Durante la Edad Media, la muralla siguió siendo una defensa importante, aunque la ciudad no sufrió grandes asedios. Aun así, con el paso del tiempo, algunas puertas fueron abiertas o modificadas para adaptarse al crecimiento urbano. En total, hay diez puertas, algunas de origen romano y otras añadidas en los siglos XIX y XX. En su parte superior se construyó un paseo que aún hoy se puede recorrer entero, ofreciendo vistas del casco antiguo y de la ciudad moderna. En cuanto a su estado de conservación, la muralla está muy bien mantenida y sigue siendo el símbolo más reconocible de Lugo. Desde 2007, la Muralla Romana de Lugo está hermanada con la Gran Muralla China.
La Catedral de Lugo, oficialmente llamada Santa María de Lugo, fue levantada entre los siglos XII y XVIII, lo que explica la mezcla de estilos arquitectónicos que la caracterizan. Su construcción comenzó en 1129, impulsada por el obispo Pedro III y bajo la protección del rey Alfonso VII de León. El diseño original es de estilo románico, obra del maestro Raimundo de Monforte, aunque a lo largo de los siglos se fueron añadiendo elementos góticos, renacentistas y barrocos. La fachada principal, por ejemplo, es del siglo XVIII y responde al gusto barroco gallego.
Uno de los aspectos más singulares de esta catedral es la presencia permanente del Santísimo Sacramento expuesto en el altar mayor, algo que solo ocurre en Lugo y en pocos lugares del mundo. Por ello, a la ciudad se la conoce como “Lugo, la ciudad del Sacramento”. En el interior destacan el deambulatorio con capillas radiales, la girola de estilo gótico, el coro plateresco y el claustro barroco. También alberga un interesante museo diocesano y un valioso órgano del siglo XVIII.
A lo largo de su historia, la catedral ha sufrido restauraciones y reformas, especialmente tras el terremoto de Lisboa de 1755, que afectó a buena parte del noroeste peninsular. No obstante, conserva buena parte de su estructura original románica y una gran cantidad de detalles escultóricos de alto valor artístico. Hoy en día es sede episcopal y uno de los principales puntos de parada del Camino Primitivo de Santiago, que pasa por Lugo.
En conjunto, la muralla y la catedral representan dos momentos clave en la historia de la ciudad: el origen romano y la consolidación cristiana medieval. Ambas construcciones han resistido guerras, reformas urbanas y siglos de cambios sin perder su carácter. Visitar Lugo supone recorrer más de mil setecientos años de historia en apenas unos pasos, desde las piedras romanas que aún cierran el corazón de la ciudad hasta las torres barrocas de su catedral.
¡¡Conoce y vive España!!


















No hay comentarios:
Publicar un comentario