Este castillo, se encuentra en la población pacense de Zalamea de la Serena. Está prácticamente en el centro de la localidad y rodeado de casas. Lo que más nos llamó la atención de éste castillo, aparte del monumento en si, es que fue aquí donde Antonio de Nebrija, andaluz de Lebrija, escribió la primera gramática del castellano, publicada el 18 de agosto de 1492, año super importante en nuestra historia colectiva. Ésta gramática también sirvió de modelo para las futuras gramáticas y vocabularios de la lenguas autóctonas de Hispanoamérica y Filipinas. La primera gramática francesa, aparece en 1539, 47 años después y la del inglés aparece casi 100 años después, en 1586. O sea, que estamos ante un hecho tan histórico como el del descubrimiento de América y, que el lebrijano escribió entre éstos muros que visitamos hoy, piedras que cuentan la historia.
Fue Fernando III rey castellano quien tomó la población con la ayuda de La Orden de Alcántara, aunque no quedan vestigios de la posible fortaleza islámica de Zalamea. El castillo fue reconstruido en su totalidad a partir de su conquista cristiana, seguramente llevada a cabo por la Orden de Alcántara, en un principio. Después, sobre el siglo XV, es cuando de le hacen las reformas más importantes siendo fabricado en piedra y mampostería, de planta rectangular y con torres en los ángulos. Disponía de una cerca exterior llamada Cerca Vieja que sirvió para construcciones posteriores, aunque se conservan algunos cubos y torreones.
Del castillo, todavía se conservan las cuatro torres, aunque se ha perdido el lienzo del flanco occidental. Junto a ese desaparecido lienzo, construyó Juan de Zúñiga, Maestre de la Orden de Alcántara un palacio en el siglo XV. Aquí, en este palacio, es donde escribió su obra Antonio de Nebrija, aparte de la gramática, un Diccionario Latín-Castellano publicado en 1494. En este palacio, aparte del padre de la gramática castellana, residió la flor y nata de los eruditos del país, creándose así una de las primeras academias humanistas del momento. La Torre del Homenaje es la de mayor tamaño y belleza. Es prismática, con la puerta de acceso a cierta altura y de forma de hexágono irregular. Gran parte de los lienzos del castillo se encuentran incluidos como muro trasero de las casas de los vecinos, por lo que tan sólo se pueden ver las partes superiores.
Nosotros, tuvimos la suerte de que nos dijeron que llamáramos al ayuntamiento, que puede que mandaran a alguien para abrirnos el castillo y poder verlo por dentro. Así hicimos y vino un hombre, Jacinto, a abrirnos y explicarnos algunas cosas. Las otras tres torres son circulares, una de ellas hueca con una espadaña en el centro de su terraza y las otras dos, con un sistema de escaleras estrechas que hay que subir y bajar y volver a subir, etc para poder llegar a las terrazas. Las dependencias del castillo están desaparecidas, incluso del palacio del siglo XV, tan solo queda la fachada principal en la que aún se distinguen dos portales de acceso, ventanales, un balcón, la cornisa y en el interior, un suelo, tipo mosaico de ladrillo, que queda un metro por debajo del suelo actual. Parte del palacio, se ha integrado en edificaciones anexas privadas.
La construcción más relevante del interior es la entrada al aljibe, del siglo XVI. A finales de ese siglo, se abandona el recinto, empezando la paulatina destrucción del monumento. No fue hasta el año 1826 que se le da un nuevo uso al recinto, se convierte en cementerio, del cual quedan vestigios, que fue abandonado en 1976, quedando otra vez el castillo sin uso y, por ahora sin subvenciones para su rehabilitación.
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