Precioso y gran castillo el que se ubica en Medellín. Justo en la ladera del castillo se encuentra un teatro romano que cuando estuvimos lo estaban rehabilitando. Llegamos para ver el castillo muy temprano y todavía no se podía entrar, así que decidimos verlo por fuera. La entrada tan solo tiene un precio módico. A pesar de que algún tramo era peligroso, conseguimos rodear el castillo por entero. El recinto es muy grande y se encuentra dividido en dos por una muralla en medio que une las dos grandes torres. No es sólo el castillo, sino también el mencionado teatro romano, calzadas y estructuras romanas, una iglesia reconvertida en museo, con piezas y columnas romanas, un puente del siglo XVII que atraviesa el Río Guadiana, etc.
El castillo data del siglo XII y se ubica en un cerro a los pies del río y al norte de la población pacense. El castillo tiene forma de elipse, aunque de forma irregular, adaptándose al terreno. En donde se ubica la población actual, los romanos ya establecieron un campamento militar en el año 74, dando origen a la ciudad. Por supuesto que los musulmanes se establecieron aquí y hay referencias a que el castillo estaba muy bien poblado en los siglos X y XII. Fue conquistado por Fernando III de castilla en 1234 y durante el siglo XIV sus distintos dueños sufrieron ataques, con lo que la fortaleza fue dañada en varias ocasiones y reconstruida otras tantas.
Siendo Alfonso de Alburquerque alcaide del castillo, a mediados del siglo XIV, el rey castellano Pedro I, ordenó destruirlo ya que el alcaide le recriminó, públicamente en la Junta de Valladolid, que le fuera infiel a su esposa Leonor de Aragón con su amante María de Padilla (cosa muy normal entre reyes con matrimonios políticos). Por tanto, nos quedamos sin castillo pero, fue el rey Enrique II en el año 1357 quien lo reconstruyó aprovechando algunos elementos de la antigua fortaleza. El castillo no alcanzó su forma definitiva hasta mediados del siglo XV siendo dueño del castillo el Conde de Medellín, Rodrigo de Portocarrero Monroy, cuyo escudo corona la puerta gótica del oeste.
A su muerte, fue su esposa Beatriz de Portocarrero, hija del Marqués de Villena, la que se hace cargo de la propiedad y, como era una mujer de armas tomar, el castillo volvió a verse envuelto en distintas batallas. Primero, durante los enfrentamientos entre Enrique IV contra su medio hermano el Infante don Alfonso y segundo, la más importante, durante la Guerra Civil Castellana por la sucesión del propio Enrique IV, donde Beatriz tomó partido por Juana la Beltraneja (errónea elección), todo ello propiciado por la mayoritaria elección de la nobleza extremeña y, por ser hija de Juan Pacheco. Por todo ello, el castillo estuvo continuamente siendo reforzado para la defensa y también por su habitabilidad por los posibles cercos a los que tuviera que enfrentarse.
El castillo, muestra una cerca, a poca distancia del cuerpo principal de la fortaleza como antemuralla o barbacana de la que se conservan solo algunos lienzos pero que se puede ver la forma que tenía. Las dos torres principales se encuentran comunicadas entre si por la "muralla diafragma" y con los adarves. En el interior, en el lado Oeste, se observan los restos de una alberca rectangular de origen árabe (el baño del moro) y, en el este, justo al lado de la Torre del Homenaje, un aljibe, ambos de origen almohade. Como colofón, el castillo y todo el patrimonio cultural de Medellín, sufrió grandes daños a manos de las tropas napoleónicas durante la Guerra de la Independencia a principios del siglo XIX.
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