No debe confundirse con el Castillo de Belmonte de Cuenca. De este castillo, tan solo queda la Torre del Homenaje, el arco de entrada, el torreón que lo franqueaba y algunos restos de murallas y cimientos diseminados. Nosotros estuvimos un miércoles y no pudimos subir a la torre, no recuerdo bien, pero pasaba algo y ese día al menos no se podía acceder. Te podías meter en una página web y te daban un código para poder acceder pero, ese día no se podía. Aquí, en cuestión de rehabilitación queda mucho por hacer, la torre, se encuentra entera pero, con muchas grietas que parecen reparadas. El arco de entrada, parece que se puede caer de un momento a otro.
El monumento se ubica al sur de la localidad palentina de Belmonte de Campos, sobre una suave colina. La Torre del homenaje es muy bonita, tiene muchos detalles como los esquineros, rematadas con cuatro torreones que albergan escaleras de caracol sin pilar central y en una de sus caras un precioso balcón renacentista construido con posterioridad y adosado a la torre. También llaman mucho la atención sus peculiares almenas, rematadas con una bola. Fue reconstruido en el siglo XV, por Juan Manuel, Marqués de Villena. Posteriormente pasó a ser propiedad de la Familia Manrique, luego al Conde de Oñate y posteriormente al Marqués de Montealegre. Puede que en este castillo haya trabajado Gómez de Isla, arquitecto también de los castillos de Fuensaldaña o Peñafiel, con los que guarda algunas similitudes.
En 1880 se hicieron con la propiedad de la fortaleza los propios vecinos del pueblo, que lo usarían como palomar y como cantera para otras construcciones. En 2013, un temporal de lluvia y viento hicieron que la construcción de al lado del arco de entrada al recinto, un hastial con restos de una ventana enrejada, que pudo ser parte de una edificación palacial, colapsara. En 2017 el Ayuntamiento se hace con la propiedad del 50% del castillo y con ello se faculta para acometer obras de rehabilitación y mejora del monumento.
La Torre del Homenaje de 20m de altura, cuenta con cuatro pisos de los cuales el segundo y el cuarto, carecen de las vigas de madera que se apoyaban en los arcos rebajados. El segundo piso cuenta con una bóveda de cañón y la ultima planta con una bóveda de crucería. El acceso se encontraba a la altura del tercer piso, por una puerta con arco apuntado, hoy tapiada, ya que se ha abierto otra entrada en la segunda planta. Se puede observar que el cuarto piso presenta un cambio en la piedra utilizada al ser un recrecimiento posterior de la torre durante el siglo XVI, que recogería el cerramiento y los característicos torreones de las esquinas.
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