El Castillo de la Coracera, sito en la localidad madrileña de San Martín de Valdeiglesias, al oeste de la capital española, se encuentra en muy buen estado de conservación y para mi gusto, bien rehabilitado y reconstruido. El castillo de Álvaro de Luna ha sufrido muchas transformaciones a lo largo de su historia, aunque se origen es el siglo XV sobre, como no, una construcción anterior, mucho mas modesta. Su promotor fue, Álvaro de Luna, valido del rey Juan II, padre de Enrique IV y de Isabel, la Católica, aunque otras fuentes dicen que su construcción fue anterior, cuando en 1434, el Condestable de Castilla adquirió la localidad y su señorío a los monjes del Monasterio de Santa María la Real, dueños de las tierras de toda la comarca. Aunque la versión más fiable es la del siglo XV ya que de la construcción anterior quedaría bien poco.
Tras la ejecución sumaria de Álvaro de Luna en Valladolid, el castillo pasó a manos de un cronista de los Reyes Católicos. Poco después y, hasta el siglo XIX, perteneció al Barón Don Agustín de la Serna y López de la Hoz y sus herederos, que lo utilizaba como recreo y cacería. El barón acometió varias reformas para ornamentar el edificio, incluso con elementos del palacio de los Villena de Cadalso de los Vidrios. Durante todo el siglo XX ha pertenecido a diversos propietarios que lo han destinado a distintos usos hasta que a principios de siglo, el ayuntamiento y Don José Fernando Cornejo Pablos, constituyen la Fundación que ostenta la propiedad del monumento al 50%.
Además de la residencia en éstas paredes de su promotor y herederos, las estancias han sido habitadas por personalidades como la Reina Isabel, al ser nombrada heredera de la corona castellana tras la Jura de Guisando. Durante la Guerra de la Independencia, también fue ocupada por las tropas napoleónicas y, en la pasada guerra civil, albergó a la Legión Cóndor, fuerzas alemanas de aviación tristemente famosas. El edificio en si, ha disfrutado en los últimos tiempos de sendas rehabilitaciones, como las de 1940 y la última promovida por la Fundación a principios de siglo. Dato curioso, su denominación como Castillo de la Coracera viene dada por una errata en un folleto publicitario de los años 60 del pasado siglo al poner mal el nombre del propietario Antonio Corcuera.
El castillo está construido en piedra, es de forma cuadrangular con la Torre del Homenaje en una de sus esquinas y tres torres redondas en el resto de ellas. El conjunto se encuentra rodeado de una muralla barbacana y en el oeste, además de las pequeñas torres que protegen la entrada, cuenta con una torre albarrana. La torre del homenaje, de forma pentagonal, viene rematada en su parte frontal con tres garitones en sus esquinas del oeste, haciendo un bonito conjunto. La torre albarrana se encuentra unida a la torre del homenaje por un puente actual, aunque desconozco si anteriormente existía algo parecido. Las almenas fueron incorporadas en el siglo XX. En el interior, en el patio de armas, destacan la bodega y la capilla.
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