En pleno casco histórico de Plasencia, justo frente a la puerta de la Catedral Vieja, se alza este Palacio Episcopal, que a menudo pasa desapercibido ante sus imponentes vecinos. Suerte que al fotografiar la mencionada puerta, me di la vuelta y me llamó la atención. La puerta estaba abierta y pudimos acceder al patio porticado interior. Este edificio guarda siglos de historia entre sus muros de piedra.
Su origen se remonta al siglo XIII, cuando se creó la diócesis de Plasencia y se necesitaba un lugar digno para acoger al obispo. Desde entonces, ha sido el corazón del poder eclesiástico en la ciudad. El edificio actual, sin embargo, es fruto de diversas reformas realizadas sobre todo en los siglos XVI y XVII, que le han dado el aspecto sobrio y señorial que conserva hoy. La fachada, de piedra clara y líneas rectas, no pretende deslumbrar, sino transmitir autoridad y equilibrio.
Pero es al entrar donde el visitante se sorprende: un patio interior de estilo plateresco, con columnas elegantes y un ambiente de recogimiento, recuerda que estamos en un edificio de poder… pero también de belleza. Allí aún se respira el eco de otra época, donde la Iglesia y el arte caminaban de la mano. Actualmente, el palacio sigue en uso como sede del Obispado y alberga parte del archivo histórico diocesano. No siempre está abierto al público, pero su presencia, discreta pero fundamental, aporta carácter al conjunto monumental de la plaza.
Si paseas por el centro de Plasencia, detente un momento frente a su fachada, admira los detalles, e imagina cómo era la vida eclesiástica en aquellos siglos de esplendor. Si tienes la suerte de encontrártelo con las puertas abiertas, no duden en entrar y disfrutar de su patio. No es un edificio que grite para ser visto, pero quien lo mira con atención, descubre un bonito edificio de piedra con mucha historia.
¡¡Conoce y vive España!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario