La Necrópolis y la Ermita de A Lanzada se encuentran en el municipio de Sanxenxo, en la provincia de Pontevedra, Galicia. El enclave está en una pequeña península que se adentra en el Atlántico y que históricamente fue un lugar estratégico de defensa y culto. Nosotros estuvimos para verlos una mañana y la verdad es que nos gustó mucho, tanto el yacimiento como la pequeña ermita.
La ocupación de este espacio se remonta a épocas prehistóricas y romanas, aunque los restos más destacados corresponden a una necrópolis utilizada entre los siglos III y VII d. C. En ella se han localizado más de un centenar de tumbas de diferentes tipologías, desde fosas simples hasta enterramientos con lajas de piedra, lo que refleja la diversidad cultural y los cambios en las prácticas funerarias a lo largo del tiempo. Este yacimiento ya fue descubierto durante el siglo XVIII pero no se tuvo en cuenta en aquella época. Fue redescubierto sobre 1950 al hacer una carretera costera que uniría Sanxenxo con O'Grove.
La ermita que hoy se conserva está dedicada a la Virgen de A Lanzada y fue levantada en el siglo XII en estilo románico tardío. Se atribuye a la iniciativa de la nobleza gallega que en aquel tiempo tenía vínculos con la Orden de Santiago y otras instituciones religiosas que buscaban afianzar el cristianismo en la costa. Durante la Edad Media, el templo también sirvió como punto de vigilancia frente a incursiones normandas y sarracenas, ya que la península de A Lanzada era un enclave militar relevante por su situación abierta al océano.
El edificio es de planta rectangular, con una sola nave y un ábside semicircular, construido en buena sillería de granito. Aunque sencillo, mantiene rasgos románicos claros en sus ventanales de medio punto y en la portada. Con los siglos sufrió reformas y añadidos, pero conserva la esencia medieval. La tradición popular le añadió fama gracias a ritos relacionados con la fertilidad, ya que cada año se celebra la llamada “romería de A Lanzada”, donde las mujeres acuden a realizar baños rituales en la playa cercana para pedir descendencia.
La necrópolis, situada a pocos metros de la ermita, muestra la continuidad de ocupación del lugar a lo largo de siglos. Se cree que pudo estar vinculada tanto a poblaciones locales como a asentamientos visigodos y posteriormente cristianos, lo que refuerza la idea de que A Lanzada fue un espacio de importancia religiosa y estratégica continuada. Los estudios arqueológicos realizados en el siglo XX sacaron a la luz ajuares, restos de cerámica y estructuras defensivas que confirmaron el peso histórico de este sitio.
Hoy en día, tanto la necrópolis como la ermita se conservan en un estado aceptable, aunque las tumbas excavadas se protegen para evitar la erosión. El conjunto es visitado por turistas y peregrinos que buscan conocer la historia de la zona. Más allá de su valor arqueológico y arquitectónico, el enclave ha pasado a formar parte de la identidad cultural gallega, uniendo pasado pagano, cristiano y tradición popular en un mismo espacio frente al mar.
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