Ya que estábamos en Salvatierra do Miño en Pontevedra, cruzamos al país vecino para ver la fortaleza antagonista del castillo de Salvatierra, La Fortaleza de Moncao. Es un gran recinto que recibe muchas visitas tanto desde un lado como desde el otro de la frontera hispano portuguesa. Es en realidad una ciudad fortificada con una larga muralla que la separa del Río Miño, que es el que hace de frontera natural entre los dos países hermanos.
El castillo de Monção (que es como realmente se escribe) es una gran posición estratégica, ya que se levanta sobre una colina que domina el río, frente a la villa gallega de Salvatierra de Miño. Durante siglos, este enclave fue uno de los más importantes de la raya hispano-portuguesa, pues desde allí se controlaban los pasos fluviales y se vigilaban las incursiones de uno y otro lado. La fortaleza es un reflejo del carácter fronterizo de la villa, que fue escenario de continuas disputas y defensas militares.

Los orígenes del castillo se remontan al siglo XIV, en tiempos del rey Dionisio de Portugal, conocido como el Rey Labrador. Él fue quien ordenó levantar las primeras murallas para proteger la villa y su población, otorgándole además carta foral en 1306. Poco después, su hijo Alfonso IV reforzó las defensas, ya que la frontera norte siempre era inestable y las tensiones con Castilla eran constantes. Con el paso del tiempo, especialmente entre los siglos XV y XVII, el recinto fue ampliado y modernizado, convirtiéndose en una plaza fuerte clave durante la Guerra de Restauración de la independencia portuguesa en el siglo XVII.

En cuanto a su arquitectura, el castillo combinaba elementos medievales con adaptaciones modernas. Conserva torres cuadrangulares y una cerca amurallada que abrazaba la villa, pero también bastiones y baluartes típicos de la arquitectura abaluartada de la Edad Moderna. El trazado poligonal de la fortificación fue pensado para resistir el fuego de artillería, con murallas gruesas y anguladas que absorbían los impactos. Dentro del recinto había puertas fortificadas, torres de vigilancia y espacios destinados a tropas y almacenes. Aunque parte de las murallas se perdieron con el tiempo, aún hoy se aprecia la magnitud de lo que fue un complejo defensivo de gran tamaño.

La historia de Moncao está marcada por episodios bélicos. Durante la Guerra de Sucesión de Portugal en el siglo XIV, la villa sufrió asedios, y más tarde, en la Guerra de Restauración contra España en el siglo XVII, el castillo tuvo un papel activo en la defensa del territorio portugués. Una de las figuras más recordadas de aquella época es Deu-la-Deu Martins, la esposa de un alcaide que, según la tradición, engañó a las tropas castellanas mostrando panes sobre las murallas para hacerles creer que tenían abundantes provisiones, cuando en realidad estaban al borde del hambre. Este episodio convirtió a Moncao en símbolo de resistencia y a Deu-la-Deu en heroína popular.

En la actualidad, el castillo de Moncao no se conserva completo, pero buena parte de sus murallas aún rodea el casco histórico de la villa, ofreciendo un paseo que combina historia y vistas panorámicas sobre el Miño y Galicia. El interior se ha integrado con la vida moderna del pueblo, pero las murallas, torres y puertas recuerdan constantemente la importancia defensiva que tuvo. La villa en sí mantiene un aire medieval y fronterizo, con calles empedradas y edificios antiguos que complementan el valor histórico del castillo.

En resumen, el castillo de Moncao fue levantado en el siglo XIV y reforzado durante los siglos siguientes por diferentes reyes portugueses, especialmente en épocas de guerra con Castilla. Su arquitectura evolucionó de lo medieval a lo abaluartado, adaptándose a las armas de fuego. Jugó un papel decisivo en guerras fronterizas y está ligado a leyendas de resistencia como la de Deu-la-Deu Martins. Hoy se conserva como conjunto histórico integrado en la villa, testigo de siglos de luchas y símbolo de la identidad del norte de Portugal.









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