El Castro de Santa Tecla, situado en la cima del monte del mismo nombre en A Guarda, en la provincia de Pontevedra, es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Galicia. Su origen se remonta a la cultura castreña, con ocupación continuada desde el siglo I antes de Cristo hasta los primeros siglos de nuestra era.
Su ubicación estratégica, a más de 300 metros de altitud, le permitía controlar la desembocadura del río Miño y vigilar tanto el interior como la costa atlántica, lo que explica su importancia militar y comercial. El castro fue construido por los pueblos galaicos, que formaban pequeñas comunidades organizadas en clanes. No fue obra de un rey concreto ni de un Estado centralizado, ya que en esa época la estructura política se basaba en jefes tribales. Posteriormente, con la llegada de los romanos, el asentamiento se romanizó en parte, adoptando algunos elementos constructivos y de organización típicos del Imperio.
La conquista romana de la región en el siglo I a. C. marcó el inicio de esta transformación, aunque nunca llegó a desaparecer del todo la identidad castreña. La arquitectura del Castro de Santa Tecla se caracteriza por sus viviendas de planta circular u ovalada, construidas en piedra, muchas de ellas con muros de gran grosor y techumbres vegetales que ya no se conservan. Algunas casas muestran divisiones internas y espacios pavimentados, lo que indica un grado de desarrollo notable. El poblado estaba protegido por murallas y parapetos, y su diseño se adaptaba a la pendiente del terreno, creando terrazas escalonadas donde se distribuían las casas y calles.
Una curiosidad es que el monte de Santa Tecla siguió teniendo valor simbólico muchos siglos después. En la Edad Media fue lugar de ermitas y peregrinación, asociado al culto cristiano de Santa Tecla. Incluso en la actualidad mantiene un papel cultural, con fiestas tradicionales y un museo arqueológico que muestra piezas halladas en las excavaciones, como cerámicas, fíbulas y herramientas. En cuanto a su estado de conservación, el castro es uno de los mejor recuperados y musealizados de Galicia.
Gran parte del recinto se ha excavado y consolidado, permitiendo recorrer calles y casas reconstruidas que dan una idea bastante clara de cómo era la vida en un poblado castreño. Hoy está muy bien considerado y forma parte de la red de castros visitables de la región gallega. El Castro de Santa Tecla es un ejemplo vivo de la cultura castreña galaica, con una historia que abarca desde las comunidades prerromanas hasta la integración en el mundo romano, y que ha llegado hasta nuestros días como testimonio de la continuidad cultural de Galicia a lo largo de más de dos milenios.
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