Cuando fuimos a verla, en verano de 2025, la estaban rehabilitando. Se encontraba tapada en gran parte por andamios y no se veía muy bien. Forma parte de la Red de Paradores Nacionales, por lo que presumo que por dentro estará muy cambiada y a su vez en muy buen estado. Por fuera, lo poco que se veía era una maravilla. Es una torre octogonal de las mejores que he visto.
La Torre de los Andrade, conocida también como Torre de Vilalba, se encuentra en el casco antiguo de la villa lucense de Vilalba. Es el único vestigio que queda del antiguo castillo señorial que dominaba la zona, levantado en un punto estratégico donde coincidían varias rutas históricas. Aunque existían fortificaciones anteriores ya en torno al siglo XI, la estructura que hoy se conserva pertenece a fases constructivas posteriores, con elementos que se sitúan entre los siglos XIII y XIV. A lo largo de este periodo, la villa estuvo vinculada a diferentes linajes, hasta que pasó al control de Fernán Pérez de Andrade por concesión real.
A lo largo del siglo XV, la torre y su castillo sufrieron los efectos de las revueltas irmandiñas. El conjunto fue atacado y parcialmente destruido en varias ocasiones. Tras estos conflictos, los Andrade llevaron a cabo reconstrucciones y reformas importantes, especialmente bajo Diego de Andrade, conde de Vilalba. Con el tiempo, todo el recinto amurallado acabó desapareciendo y únicamente sobrevivió la torre principal, que continuó en pie debido a su solidez y a intervenciones posteriores.
Su arquitectura es poco habitual dentro de las torres gallegas, ya que presenta, como comentaba antes, planta octogonal en lugar de cuadrada o rectangular. Está construida mayoritariamente en mampostería de pizarra, con refuerzos, esquinales y vanos en granito. En la parte superior conserva almenas y un matacán sostenido sobre modillones, lo que deja claro su carácter defensivo. El acceso original estaba situado en un nivel elevado, como ocurría en otras torres del homenaje, y las plantas interiores se distribuían mediante forjados de madera. Entre las curiosidades más conocidas está la presencia del jabalí heráldico de los Andrade en algunos elementos de la torre, un símbolo característico del linaje.
Destaca el hecho de que la torre sea uno de los pocos ejemplos con planta octogonal en Galicia, lo que la convierte en una construcción singular dentro del territorio. Con el paso del tiempo, se integró en usos modernos y, fue en el siglo XX, restaurada y adaptada para convertirse en Parador Nacional, lo que permitió frenar su deterioro. Está ubicada en una elevación dentro del núcleo urbano, muy cerca de la iglesia de Santa María. Su conservación la ha convertido en uno de los símbolos de Vilalba, tanto a nivel histórico como cultural.
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